Que Miley Cyrus es boba es algo que no coge por sorpresa a nadie. La responsable de que miles de niñas lleven mochilas de Hannah Montana de colores chillones y llenas de brilli-brilli que provocan desprendimientos de retina a todos aquellos que las miran directamente ha decidido largarse de Facebook. Como lo leéis.
Como podéis imaginar, que Miley Cyrus abandone Facebook es un drama de proporciones épicas, una pérdida irreparable para el mundo del pop, una angustia existencial que puede hacer que los gobiernos de medio mundo se tambaleen y que acabemos sumidos en un apocalipsis nuclear que ríete tú de Mad Max.
Dice Miley (que en sus ratos libres le da por pensar) a sus fans "no uséis Internet, no es divertido. Puede ser peligroso". Tamaña afirmación fue exclamada cuando decidió abandonar también Twitter hace unos meses, cuando se enteró de que una niña de trece años había sido secuestrada por un hombre que usaba estas páginas para saber cosas de ella.
Que Miley se fuese de Twitter provocó cosas tan alucinantes como que un fan tuitease "Miley Cyrus, o vuelves a Twitter o mato a mi gato", pero ni ese ultimátum provocó que la nueva novia de América (nos encanta esta expresión) volviese a la popular red social. ¿Qué será lo próximo? ¿Tirar el móvil a la basura? ¿Decir que no va a vender más por iTunes porque es un instrumento del demonio?
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